En
esta oportunidad quiero referirme a la delicada línea entre la realidad y la
ficción que experimentamos en Second Life, unos más otros menos pero todos nos
vemos expuestos.
El
hermoso y guapo avatar de cabellera abundante, de ropa genial con un rostro de
esos que envidiarían hasta los dioses,
con una voz super sensual… no es así en RL. Lo tenemos claro verdad?
La
mujer de escultural cuerpo, con ropas sexis que permiten verle los movimientos
sensuales y atractivos que son una invitación a los pensamientos más cálidos…
no es así en RL. Eso también lo tenemos claro?
Muchas
personas en Second Life se enamoran del avi, ¿te suena retorcido lo que digo?
No lo es, el avatar es la visualización, la proyección que se une junto a lo
que se escribe o lo que se dice y esto forma en el receptor o receptora una
imagen de un todo. Si no se ha trascendido a la
cámara web y si solo has recibido fotos de esa persona que se comunica
contigo, le pones rostro al cuerpo…del avatar.
Siguen
estando carentes los aromas, los gestos, la forma en que come, sus arruguitas,
sus defectos, porque SL nos hace perfectos, pero la realidad dista ligeramente
del avatar.
Los
seres humanos somos susceptibles de confundirnos solos, sin ayuda. Un avatar
joven masculino en jeans con su camisa abierta con un manejo de vocabulario impresionante,
charlando de forma picante resulta ser un hombre de 65 años cuidando a sus nietos,
lo que no tiene nada de malo hasta que
tu cerebro hace la unión entre el avatar y la persona real y algo mágico se
muere, desaparece de escena.

**El articulo original se publico en Second Life para la revista: Virtual AMM Life & Style Magazine)